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Zelda Breath of the Wild, exploración sin precedentes


El nuevo videojuego de Zelda devuelve a la serie la sensación de exploración que hizo mágicos a juegos como Ocarina of Time.

por: Allan Vélez Allan Vélez

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La primera vez que jugué The Legend of Zelda: Ocarina of Time recuerdo que al llegar a Hyrule Fields no tenía idea de adónde debía ir, por lo que me apresuré a explorar. Era la época del Nintendo 64 y PlayStation, así en ese entonces el mapa tenía dimensiones enormes. Me fui a chismorrear por Lake Hylia, visita que no tuvo sentido sino hasta varias horas después de mi aventura cuando logré entrar al infame Water Temple. The Legend of Zelda: Breath of the Wild devuelve a la serie esa sensación de libertad que hizo tan mágicos a Ocarina of Time y al propio The Legend of Zelda de 1986.

 

En The Legend of Zelda: Breath of the Wild, Link se encuentra en un vasto mundo abierto donde, al menos en apariencia, se puede explorar cualquier punto del mapa. Aunque la demo que jugué en E3 parecía bastante amplia, una serie de acciones terminaban el juego en no más de 40 minutos, así que sé tanto sobre el juego como lo que se sabe en Internet. Sin embargo, uno de los aspectos que más llamó mi atención es que, a diferencia del tráiler que mostró Nintendo, el mundo no luce desértico. De hecho, en este Zelda parece que todos los personajes que pueblan el mapa tienen funciones más allá de adornar Hyrule; los enemigos arrojan toda clase de objetos –desde comida hasta aceite– que sirven para crear ítems fundamentales en el juego, como armas de mayor durabilidad o comida para recuperar salud. La primera arma que tuve en Breath of the Wild fue una espada que se rompió al enfrentar a un gólem; luego me defendí con una rama (terminé huyendo del gólem) y al final le quité un hacha a un vagabundo. Quizá sea apresurado para decirlo, pero a su manera este Zelda se siente como Skyrim.

 

A saber:

–Fecha de lanzamiento: marzo 2017

–Plataforma: Wii U, NX

–Género: Aventura

 

Otro de los cambios que a primera vista hacen de este Zelda un juego distinto es que Link puede saltar al gusto. Un botón del Gamepad está destinado específicamente a esa acción. Otra modificación es que ahora Link puede escalar prácticamente cualquier superficie. No es que Zelda sea Uncharted o que Link nunca hay escalado (¡Hola, Deku Tree!), sino que ahora hay mayor libertad para hacerlo. Pienso que estas dos mecánicas serán importantes para la exploración.

 

Fuera de estos cambios me parece que The Legend of Zelda: Breath of the Wild será un juego familiar para los fanáticos de Zelda. Los jugadores de antaño disfrutarán esta sensación de exploración que hizo mítica a la serie. Tengo particular interés por los calabozos –justo al entrar al primero terminó la demo–, que espero tengan una estructura no linear y acertijos complejos.

The Legend of Zelda: Breath of the Wild parece cargado de posibilidades y un sentido de exploración con una escala sin precedentes en la serie. Nintendo promete que el juego estará disponible en marzo para Wii U y NX –será título de lanzamiento–, sin duda la consola donde quiero probar a Breath of the Wild.

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