Por Eduardo Barco
Afirmar que el género RPG -caracterizado por aspectos como sistema de clases con habilidades y roles- encuentra sus primeras bases en juegos de mesa como Dungeons & Dragons no es ninguna revelación. Sin embargo, hay ocasiones en las que llegan títulos RPG que alteran los usos y costumbres tradicionales de D&D para ofrecer experiencias frescas, como ocurrió en 2012 con el lanzamiento del original Dragon’s Dogma, visto ahora como un juego de culto.
Ahora, 12 años después, Capcom trae de vuelta una IP que parecía haber quedado en el olvido y demuestra con la secuela, Dragon’s Dogma 2, que siempre es posible innovar en un género de mecánicas arraigadas, incluso cuando se trata de RPG tradicional.
Destino y dragones
Situado en el reino de Vermund, Dragon’s Dogma 2 se centra en el personaje creado por el usuario, un ser conocido como “Arisen” que ha sido elegido por el destino para ser el nuevo rey, luego de enfrentarse a un Dragón que le devoró el corazón. Sin embargo, los regentes buscarán evitar a toda costa que este nombramiento tenga lugar, y será labor del Arisen prevenir la desestabilización dentro del gobierno y de buscar al Dragón que le eligió para derrotarlo.
El sistema de vocación
Una vez iniciado, el juego da a elegir entre las cuatro vocaciones principales, que básicamente son las clásicas clases mago, combatiente, ladrón y arquero. Cada una de estas vocaciones tiene habilidades y un rol específico a cumplir dentro del grupo que se irá formando. Por ejemplo, el mago se especializa en daño a distancia y en ser soporte con hechizos de curación, mientras que el combatiente se enfoca en el daño cuerpo a cuerpo y en atraer el daño de los enemigos para proteger al grupo.
La innovación del juego radica en cómo este sistema se va nutriendo a medida que se sube de nivel, ya que el personaje no está casado con la primera vocación elegida al inicio y puede saltar entre todas para obtener sus habilidades específicas, esto con apoyo de una hermandad que hay en cada ciudad o de entrenadores que se irán encontrando, lo cual permitirá adquirir nuevas vocaciones, incluso híbridas, como la combinación entre un guerrero con los hechizos de un mago.
El nivel de experimentación que se puede hacer con este sistema es una de las grandes propuestas del juego, ya que no sólo desafía la habilidad del usuario, sino también su astucia al elegir entre los tipos de acciones que ha conseguido y utilizar el que sea más prudente para el modo de juego en combate.
Creando un grupo con el sistema de peones
Los peones en Dragon’s Dogma 2 estarán acompañando al jugador a lo largo de toda la travesía.
Al inicio del juego, es posible crear un compañero único cuya vocación y especialización debe seleccionarse con cuidado, ya que esto decidirá cómo se relacionará con el mundo y cómo ayudará al Arisen. Este peón será el representante dentro de “La Brecha”, una dimensión en donde se recluta a otros peones creados por otros jugadores para que ayuden en la aventura.
En “La Brecha” también se puede enviar al personaje a ciertas misiones, por ejemplo, cuando se necesita un objeto específico es posible mandar al peón para que lo busque en la partida de otro jugador si es que es reclutado.
El Mundo de Vermund y cómo sobrevivir
Teniendo ya las mecánicas principales claras, el reino de Vermund es uno en el que la travesía se siente marcadamente orgánica y no tediosa, gracias a su sistema en el que los peones, mientras se esté explorando, van indicando puntos de interés y guiando hacia tesoros escondidos, o bien, dan noticias sobre algún rumor que circula en cierta ciudad o condado, una dinámica que motiva a seguir visitando cada rincón del mapa y resultando en una sensación gratificante.
A está lógica se suma una tensión que yace en ir avanzando hacia zonas más peligrosas en las que hay bandas de poderosos monstruos gigantes y mitológicos como trolls, minotauros, cíclopes, grifos, etc., y será crucial que el grupo del jugador colabore siguiendo órdenes para triunfar, en el entendido de que no se trata de solo limitarse a dar órdenes y colaborar, pues será necesario experimentar con las vocaciones y habilidades para tener en manos batallas que se sientan épicas.
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Apartado técnico
Para esta reseña jugamos Dragon’s Dogma 2 en Xbox Series X y podemos afirmar que a lo largo de nuestras múltiples horas de juego no notamos declive alguno en el rendimiento, incluso cuando las batallas se tornan caóticas y los efectos de partículas de las habilidades del grupo llenan la pantalla.
Como ya es costumbre con los títulos de Capcom, el juego luce en todo su esplendor el RE Engine y, aunque hay títulos en los que quedan en mayor evidencia las capacidades de este motor gráfico -especialmente en modelado de personajes-, aquí el diseño del ambiente junto con la dirección de arte son los que se llevan el aplauso; las ciudades e interiores parecen salir directamente de un libro de historia medieval.
Si a estos aspectos sumamos una banda sonora que es memorable, especialmente cuando se tienen lugar batallas épicas contra monstruos de gran tamaño y jefes, tenemos un juego que triunfa en lo técnico, de la misma manera en que lo hace en su propuesta general.
Áreas de oportunidad
Nos encantaría que la fauna enemiga no fuera tan repetitiva, pues no deja de ser evidente que los mismos lobos y duendes aparecen una y otra vez. Asimismo, la escasa barra de estamina hace que la travesía sea accidentada en ciertos segmentos, como en las misiones que son a base de tiempo, haciendo que las soluciones sean farmear y crear ítems para recuperar estamina, o bien, utilizar las piedras que habilitan la opción de “fast travel”, que a su vez son escasas.
Conclusión
Dragon’s Dogma 2 es un juego cuyas propuestas y jugabilidad son innovadoras dentro de un género al que le cuesta evolucionar e ir más allá de sus bases establecidas. Es un título en el que la exploración, curiosidad y habilidad se recompensan contagiando la sensación de estar en un relato medieval, un juego de mesa o en uno de los primeros videojuegos de fantasía, es decir, aquellos medios que hicieron que la imaginación de las personas quedara estimulada, desbordada y edificada.
