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El celular que me hizo cambiar iPhone por Android


Al día de hoy, son casi cinco años de defender constantemente a capa y espada a todos y cada uno de los gadgets de Apple. Con lo que no contaba es que iba a usar un Android por sólo un fin de semana y éste iba a cambiar todo lo que pensaba de dicho sistema operativo.

por: Jaime Medina Jaime Medina

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Al día de hoy, son casi cinco años de defender constantemente a capa y espada cualquiera de los iDevices de la marca de la manzana. Con lo que no contaba es que iba a usar un Android por sólo un fin de semana y éste iba a cambiar todo el panorama sobre lo que pensaba de dicho sistema operativo. 

 

Mi primera impresión con un Android no fue muy gratificante. Fue hace poco más de dos años y realmente se me hacía un sistema operativo lento, sin mucho chiste, nada atractivo y hasta cierto punto, forzado a parecerse más y más a un iOS. Sus gráficos los sentía anticuados y su funcionalidad, obsoleta —excepto, quizá, por algunos widgets o herramientas. En pocas palabras, era —y lo digo en pasado— un Apple fanboy de hueso colorado. 

 

Desde el iPhone 3G hasta el iPhone 5 —porque aún no tenemos el 5S—, he pasado por todos. Los conozco mejor que la palma de mi mano y sí, no cabe duda de que son muy buenos smartphones; sin embargo, y no sólo lo digo yo, se están quedando atrás. 

 

Otras marcas ya están implementando nuevas tecnologías como NFC, DLNA, pantallas con un contraste increíble, cámaras de alta calidad similares a una semiprofesional, herramientas que realmente te facilitan el uso del teléfono y la lista sigue y sigue.

 

Mientras tanto, yo me sigo preguntando, ¿y Apple para cuándo? Sí, el iPhone tiene un diseño bien cuidado, que se ve muy elegante pero ¿en serio? ¿se jactan de ser una compañía que siempre está a la vanguardia y se están quedando estancados? Y peor aún, su última actualización de iOS tiene la pinta de querer ser Android entonces ¿dónde está la innovación?

 

Las cosas dieron un giro inesperado de 180º.

 

Este fin de semana tuve la oportunidad de usar el nuevo smartphone de Sony, el Xperia Z1 -puedes ver nuestra reseña completa aquí-, un teléfono que a simple vista pareciera cualquier otro pero, en mi muy humilde opinión, no tiene comparación con ninguno. 

 

A diferencia del iPhone, tiene una enorme pantalla que, si bien es grande, no es para nada incómoda. Al contrario, resulta muy agradable poder ver fotos, videos y texto en un tamaño superior. El tamaño sí importa. Además, su tecnología Bravia hace que las imágenes —y todo el contenido, en general— tengan un contraste altísimo y una nitidez brutal. 

 

Hablando del debatido tema entre cuál es mejor, si el sistema operativo de Apple o el de Google, realmente es cuestión de gustos. Antes, me juraba que nunca iba a usar un Android. A veces hasta lo veía con un poco de desprecio porque en algún momento en sus inicios, trató de copiar al iOS. No me era indiferente, lo odiaba.

 

Hoy, después de pasar apenas tres días con un Android, a mi parecer, tiene mucho más que ofrecer: accesos rápidos a menús, configuraciones más personalizables, ajustes a la medida y, aunque tal vez sea por el amor que le tengo ahora al celular, un entorno e interfaz muy fáciles de usar. Tal vez el iOS 7 tiene funciones parecidas, pero para nada funcionan como deberían. ¿Y su diseño? Fatal. Fuertes declaraciones para un ex Apple fanboy. 

 

Como fotógrafo, siempre he defendido la cámara del iPhone. ¡Es muy buena! A pesar de tener un sensor pequeño, la calidad de las fotos es inigualable. Aunque haya teléfonos de 41MP, el detalle de las imágenes nunca va a ser superior. Quizá es de lo poco que aún me gusta de los teléfonos de Apple y sinceramente, sigo sin encontrar quién le haga competencia.

 

Lo que sí he de confesar es que el Xperia Z1 no toma malas fotos. Su cámara de 20MP, que utiliza tecnología similar a las Alpha de Sony, hace muy bien su trabajo. Tan bien que a veces me hace dudar de mi lealtad al tío Steve. 

 

Pasando a temas más interesantes, los usuarios de iPhone no me dejarán mentir. La batería del celular estrella de Apple rinde lo mismo que una bolsa de palomitas en el cine. Nada. En un día, usándolo de manera normal, hay que conectarlo por lo menos dos veces. Quizá sea mi teléfono y su batería esté un poco vieja, pero los 1,418 mAh de capacidad del iPhone 4S no se comparan con los 3,050 mAh del Xperia Z1. En un caso práctico, el sábado lo desconecté a las 8am y para las 10 de la noche, después de un uso rudo (mapas, redes sociales, llamadas y mensajes), todavía tenía el 65% de vida. ¿Cuándo iba a ser eso posible? 

 

Y es un poco ridículo comparar frente a frente el iPhone 4S (que tiene ya casi dos años) y el Xperia Z1 (que acaban de presentar y que llega a México a tiendas en noviembre), pero no cabe duda de que este último, aún con Android, es un smartphone que cumple todas las expectativas. Es rápido —incluso si tienes apps abiertas—, es ligero, es fácil de usar y rinde como ninguno. Es lo que es el Bugatti a la industria automotriz: una joya. 

 

Así que, después de casi cinco años de ser usuario de iPhone, puedo decir, sin temor a equivocarme, que Android —y su combinación con el Xperia Z1— resultan en una experiencia completamente nueva en cuanto a uso de un smartphone. Ya no te sientes obsoleto y anticuado, sino todo lo contario. Al final, sólo puedo decir lo siguiente: quiero cambiar mi iPhone por un Xperia Z1. 

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