Una pelÃcula está en problemas cuando su mercadotecnia es considerada más original que su argumento. En una franquicia definida por el factor sorpresa, cortesÃa de las excelentes Cloverfield: Monstruo (Cloverfield) y Avenida Cloverfield 10 (10 Cloverfield Lane), eso es lo que ocurrió con su tercera pelÃcula, estrenada de forma inesperada justo después del Super Bowl LII.
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Ese lanzamiento súbito fue el único elemento sorpresivo de The Cloverfield Paradox, pues la pelÃcula en sà es una predecible historia que apenas está a la altura de sus predecesoras, ya ni decir su talentoso elenco.
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Paradox ocurre en un versión futura de nuestro mundo, cuando una crisis energética tiene a la humanidad al borde de la hambruna y de una nueva guerra mundial. Para remediarlo, una misión internacional prepara pruebas con un acelerador de partÃculas a bordo de la estación espacial Cloverfield, que de tener éxito permitirÃa generar energÃa ilimitada para el planeta.
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Como es de esperarse, algo sale mal con el experimento y comienzan a desaparecer las barreras entre dimensiones. Lo que no era de esperarse es que una pelÃcula de Cloverfield procediera a replicar todos los clichés posibles en el manual de cine de terror, con un grupo de cientÃficos por protagonistas cuyas acciones serÃan más comprensibles en otra secuela de Destino Final.
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Hay algunos destellos de genuina conmoción en Paradox, gracias a las instancias bien ejecutadas de body horror. Aquà paran las sorpresas: el tercer filme de Cloverfield podrá intentar parecerse más a Alien o Interestelar, pero cualquier otro exponente del terror y la ciencia ficción en los últimos 40 años ha desarrollado ideas similares con mayor efectividad y menos humor involuntario (cierto personaje de Los locos Addams hace cameo… y esto, por poco, casi deja de ser broma).
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Para los seguidores de la saga, el atractivo de la nueva entrega yace en que ésta, por fin, brinda una explicación para los filmes previos y la manera en que éstos se vinculan entre sÃ. Para los fans de la especulación y las teorÃas sobre el tema, la revelación podrá resultar decepcionante, sobre todo en su presentación: viene en forma de un breve diálogo por parte de un personaje incidental durante el primer tercio de la historia, y la confirmación sólo llega hasta los últimos cinco segundos de la pelÃcula.
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De hecho, The Cloverfield Paradox se toma muchas molestias por establecer nexos con sus predecesoras, a costa de entorpecer la acción principal. Ésta sucede en su mayorÃa en la estación espacial, pero existen breves y superfluos segmentos en la Tierra con la única función de reafirmar que, en efecto, estos eventos ocurren de manera simultánea a los de Cloverfield: Monstruo. No hace falta recalcar las incongruencias en tal cronologÃa.
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Su diverso elenco es de lo más destacable, y es desafortunado que quede reducido en su mayorÃa a personajes estereotÃpicos o bidimensionales. La posible excepción es Ava Hamilton (Gugu Mbatha-Raw, conocida por el episodio San JunÃpero de Black Mirror), única integrante de la tripulación con alguna clase de motivación personal o vÃnculo emocional con el maratón de sinsentido que se desarrolla a su alrededor.
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Quizá la luz de la reivindicación ya esté en el horizonte, pues se rumora que la cuarta pelÃcula de Cloverfield, con el tÃtulo provisional Overlord, ya concluyó filmaciones y podrÃa estrenarse este mismo año. Con suerte, estará más en las inmediaciones de Avenida Cloverfield 10, y menos perdida en el espacio.
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The Cloverfield Paradox
Dirección: Julius Onah
Reparto: Gugu Mbatha-Raw, Daniel Brühl, Elizabeth Debicki, Chris O’Dowd, Zhang Ziyi, Aksel Hennie, John Ortiz, David Oyelowo
Estreno: 04 de febrero de 2018
Plataforma: Netflix