El Vaticano ha informado que el próximo 7 de mayo comenzará el cónclave, la junta de los cardenales de la Iglesia católica que, durante su encierro en la Capilla Sixtina, elegirá al nuevo Papa tras la muerte de Francisco I.
Este tema ha generado una fuerte conversación sobre quién será el nuevo soberano del Vaticano, sobre todo por la llegada previa de la película "Cónclave", la cual, basada en la novela homónima de Robert Harris, explica el proceso por el que se define al siguiente Papa.
Con una película cuya audiencia incrementó un 283% luego del fallecimiento del sumo pontífice a los 88 años, es pertinente preguntarse a qué le atinó y qué no. Es por ello que el equipo de Paréntesis ha recopilado los principales aciertos y fallas de la cinta nominada a los Premios Óscar:
Lo correcto
1. El protocolo tras la muerte del Papa
La película arranca con el fallecimiento del sumo pontífice, un hecho que genera incertidumbre entre los cardenales más allegados al Papa, cuyo nombre no es mencionado y que Robert Harris ha negado haberse inspirado en Francisco.
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La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996, establece el procedimiento que debe de seguirse al momento de que el pontificado se queda sin titular.
El Artículo 17 habla sobre la comprobación oficial del deceso que recae en el Camarlengo de la Santa Iglesia Romana. Este eclesiástico deberá también sellar el estudio y habitación del Pontífice; comunicar la muerte al Cardenal Vicario para la Urbe, quien a su vez dará a conocer la noticia ante el público.
Por su parte, el Artículo 19 detalla que el Decano del Colegio de los Cardenales, interpretado en la película por Ralph Fiennes, apenas haya sido informado por el Cardenal Camarlengo o por el Prefecto de la Casa Pontificia de la muerte del Pontífice, tiene la obligación de dar la noticia a todos los cardenales, convocándolos para las Congregaciones del Colegio.
2. El esquema de votación
Aunque lo demuestra aceleradamente, el proceso por el que los cardenales eligen al Papa es retratado con una gran exactitud. Es en la misma Constitución donde se desarrolla cómo debe de ocurrir la votación.
El Artículo 62 dice que la elección válida del Romano Pontífice es aquella que cuente con al menos dos tercios de los votos, calculados sobre la totalidad de los cardenales presentes y votantes.
Durante el primer día del cónclave, sólo habrá una votación. En los días sucesivos hay 4 votaciones, también llamados escrutinios: 2 en la mañana y 2 en la tarde. En caso de que hayan 3 días sin un resultado positivo, habrá un reposo de 1 día máximo y se reanudarán otros 7 escrutinios. Después de ello, si no hay nadie elegido, hay otro día de descanso para oraciones y se regresa a otras 7 votaciones.
El Artículo 64 habla de las 3 fases de la votación: pre-escrutinio, escrutinio verdadero y propio, y post-escrutinio. Es en la segunda parte (Artículo 65) donde se lee la hoja con la frase Eligo in Summum Pontificem, mientras que en la mitad inferior debe dejarse espacio para escribir el nombre del elegido.
Es durante el post-escrutinio donde se recuentan los votos, se lleva el control de que todos los cardenales hayan votado y, en caso de que el resultado no favorezca a alguno, se quemen las papeletas, dando origen al icónico humo blanco o negro.
Lo que le faltó a la película
1. El Cardenal Benítez no podría haber votado
El Cardenal Vincent Benítez, párroco de origen mexicano e interpretado por Carlos Diehz, es uno de los personajes más icónicos de la película. Con su sencillez y clara postura sobre la fe y la misión de la Iglesia, sorprendió tanto a los demás cardenales como a los espectadores. Sin embargo, su participación en la película no podría ser posible.
Al inicio del filme, se explica que el Papa, antes de fallecer, nombró a Benítez como Cardenal sin el conocimiento de sus allegados, un título conocido en el derecho canónico como cardenal in pectore.
Esta figura aparece en el Código de Derecho Canónico, donde en sus cánones 350 y 351 explica sobre la constitución de los Cardenales de la Santa Iglesia Romana. En el cánon 351 se detalla que los cardenales son elegidos libremente por el Romano Pontífice tomando en cuenta varios factores como su doctrina, costumbres, piedad y prudencia.
Pero es en el tercer párrafo donde habla sobre la situación del Cardenal Benítez: “Sin embargo, quien ha sido promovido a la dignidad cardenalicia, anunciando el Romano Pontífice su creación pero reservándose su nombre in pectore, no tiene entretanto ninguno de los deberes o derechos de los Cardenales; adquiere esos deberes y esos derechos cuando el Romano Pontífice haga público su nombre”.
2. Presencia de patriarcas ortodoxos
Durante el transcurso de la película, todos los cardenales visten iguales a excepción de 2 personajes que, aunque no tienen diálogos, sus vestimentas remiten a los patriarcas de la Iglesia ortodoxa o de ritos orientales.
Hay variaciones de la Iglesia católica que no reconocen la figura del Romano Pontífice, por lo que ellos no cuentan con un lugar en el Colegio cardenalicio; sin embargo, hay algunos ritos que, al integrarse en esencia a lo que dicta la Iglesia Romana, sí son candidatos a votar y ser votados.
El cánon 350 dice que el Colegio cardenalicio está integrado por tres órdenes. La primera es la episcopal, en la que pertenecen los Cardenales a quienes el Romano Pontífice asigna como título una Iglesia suburbicaria. Es en este rubro donde, de acuerdo con su tercer párrafo, se integran los eclesiásticos de ritos orientales: “Los Patriarcas orientales que forman parte del Colegio de los Cardenales tienen como título su sede patriarcal”.
Sin embargo, la vestimenta debe de alinearse a los colores oficiales que portan todos los cardenales durante el cónclave, por lo que los ropajes no pueden ser completamente diferentes a los que los demás emplean: sotana roja con ribetes y botones rojos, solideo rojo, muceta roja y fajín rojo. Aunque los patriarcas orientales pueden adaptar alguna vestimenta a su rito pero sin perder la escencia del código solicitado.
3. La apariencia de la Casa de Santa Marta
Al momento de la llegada de los cardenales a Roma, son hospedados en la Casa de Santa Marta, donde están incomunicados del mundo exterior y digital. Se les retiran sus celulares, sacan los teléfonos y cualquier medio de comunicación y hasta instalan antenas que rebotan la señal.
La Casa de Santa Marta, donde Francisco vivió y finalmente murió la semana pasada, cuenta con pocas imágenes de su interior; sin embargo, las disponibles muestran que las habitaciones, aunque con una sencillez en su decoración, tienen una apariencia cálida, cosa contraria con las mostradas en la película.
Los cuartos de la Casa de Santa Marta en “Cónclave” son fríos, sencillos, minimalistas y fríos, incluso se asemeja a una cárcel, un hecho que fue una decisión creativa para la película.
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