Los robots de Proyecto Colmena se encuentran actualmente en ruta hacia la Luna, desenterrando minirobots en la superficie lunar. Este será el titular de un reportaje que destaca el trabajo de una astroarqueóloga que descubre vestigios del antropoceno vinculados al Espacio 4.0, la era actual. La investigación revela que estos ingenios tecnológicos son de origen mexicano, marcando la primera incursión de la Tierra en la microrrobótica interplanetaria.
Los restos pertenecen a la misión Colmena, que consiste en cinco minirobots livianos y económicos con habilidades de autoorganización. Además de los minirobots, el paquete incluye su envase y el centro de comunicaciones que los transportó a la Luna, ambos desarrollados en el Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), específicamente en LINX, el primer laboratorio mexicano en enviar sistemas nacionales al espacio.
En el año 2024, este conjunto completo ha pasado meses superando una serie de pruebas antes de emprender un viaje de 384,400 kilómetros a bordo del módulo de aterrizaje Peregrine, impulsado por el cohete Vulcan Centaur de la empresa estadounidense Astrobotic.
¿Cuál es el método de viaje de los robots de Colmena hacia la Luna?
Peregrine se desplaza hacia la Luna empleando cinco motores principales para ajustar su curso, corregir su trayectoria, ingresar a la órbita lunar y aterrizar; además, cuenta con cuatro conjuntos de propulsores para mantener su orientación. Esta compañía de cruceros lunar ofrece la oportunidad de transportar hacia la Luna instrumentos científicos, publicidad de marcas, datos, satélites, obras de arte e incluso recuerdos personales.
LINX se destaca en diversos aspectos. En 2021, lanzó desde India el primer satélite completamente mexicano. Además, ha colaborado en proyectos conjuntos con la Agencia Espacial Francesa, incluyendo el Mini-Euso, una versión en miniatura de la cámara ultravioleta Euso-SPB, que fue enviada a la Estación Espacial Internacional en 2019 para medir rayos cósmicos de ultra-alta energía que ingresan a la atmósfera terrestre. En este proyecto, el equipo mexicano se distinguió con su primer sistema de mantenimiento miniaturizado. La meta es que México sea un actor relevante en el espacio exterior y participe con iniciativas que tengan aplicaciones y visión estratégica de las futuras necesidades.
En el proyecto Colmena, alrededor de 200 estudiantes de diversas disciplinas como ingeniería, física, actuaría, matemáticas, geología y diseño, entre otros, han colaborado durante casi cuatro años. Gustavo Medina Tanco, responsable del laboratorio, señala que la creación de robots es esencial para explorar el espacio exterior, dada la limitada capacidad de la humanidad para habitar dicho entorno.
