Team Ninja es un estudio que está en actividad constante, sea a través de IPs originales como Dead or Alive, o de colaboraciones que resultan en juegos como Metroid: Other M, Hyrule Warriors y Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin. Dicho eso, uno de los puntos que mejor resumen su historia moderna es que desde 2017 la desarrolladora ha estado explorando varios ángulos de la fórmula acción / RPG de perfil soulslike, situación que se refleja en títulos como Nioh, Nioh 2, Wo Long: Fallen Dynasty y, ahora, Rise of the Rōnin, su propuesta más reciente.
Dicha exploración de la fórmula no se ha mantenido estática, de manera que, mientras Nioh, Nioh 2 y Wo Long: Fallen Dynasty se apegan a una estructura lineal, Rise of the Rōnin llega como el primer soulslike de Team Ninja de mundo abierto, lo que le da al estudio mayor margen de propuesta de gameplay y la posibilidad de ofrecerle al usuario una sensación de recompensa magnificada por operar en un mapa con múltiples áreas a explorar y enemigos a derrotar.
Este y oeste
Rise of the Rōnin tiene lugar a finales del siglo XIX en el bakumatsu, el período en el que Japón vio los últimos años del shogunato, dio fin a su aislamiento político y fue testigo de la influencia de oeste. Es en este contexto que el jugador debe crear a dos personajes, conocidos como “Filos gemelos”, entrenados para hacer frente a las fuerzas del shogunato y cuyas acciones y destinos estarán enmarcados por acontecimientos históricos, como la Expedición Perry, y el choque cultural y económico que dominó en la época.
Es bajo esta premisa que el jugador deberá explorar diversas zonas de Edo, conociendo aliados que podrá incluir en sus escuadras en ciertas misiones, haciendo acciones en contra o a favor de un shogunato que estaba cediendo ante occidente y desentrañando el misterio mismo detrás de los “Filos gemelos”.
Katanas y armas de fuego
Desarrollarse en un período de choque cultural le da a Rise of the Rōnin mayor apertura de gameplay en comparación con otros juegos que de inmediato se vienen a la mente al jugarlo, como Ghost of Tsushima y Nioh 2, pues el usuario tendrá a su disposición no solo un típico sistema de arma principal y secundaria -categorizadas por niveles de rareza- en el que se encuentran varias opciones de espadas, katanas, lanzas y otras más de contacto directo, sino también armas a distancia como pistolas, fusiles y los clásicos arcos, otorgando al jugador un margen más dinámico para aproximarse o evitar un encuentro.
Por ejemplo, si el usuario quiere evadir un enfrentamiento, puede sacar un arma de fuego y apuntar manualmente a la cabeza para decapitar al enemigo de un solo tiro, o bien, si la pelea ya está aconteciendo, puede marcar un combo con el arma melee, alejarse y disparar con la pistola para bajar puntos adicionales de salud.
A esta lógica de combate debe sumarse que Rise of the Rōnin cuenta con elemento stealth, de manera que cuando hay situaciones en las que los enemigos están regados en una porción determinada de terreno -por ejemplo, en una base-, el usuario puede sortearlos escabulléndose y eliminando por detrás a aquellos que puedan ser liquidados en sigilo, opción que resulta recomendable si se considera que hay adversarios más poderosos que es necesario enfrentar en combate directo y aplicándoles parry para reducir su barra de Ki, pues estamos ante un soulslike en el que quebrar la defensa del contrincante es igual de importante que bajarle puntos de salud.
Es importante señalar que quienes hayan jugado títulos como Nioh 2 no tendrán problema para adaptarse al sistema de combate de Rise of the Rōnin, pero quienes no estén acostumbrados al ángulo soulslike de Team Ninja, es probable que se sientan confundidos por el button layout -customizable, valga la aclaración- y por la amplitud de comandos que hay aquí.
También abordando lo que ya se había visto en Nioh 2, el elemento RPG y de looteo de Rise of the Rōnin se siente más organizado, incluso inspirado en el que vimos en Ghost of Tsushima, aún si ello al final se antoja como una experiencia que ya habíamos visto, pero sin la escala de inmersión del fenomenal juego de Sucker Punch.
Apartado técnico
Mucho se ha dicho sobre los visuales de Rise of the Rōnin y su supuesta baja fidelidad, pero es una aseveración que no compartimos, pues el apartado gráfico del juego funciona -hay momentos en los que brilla, por ejemplo, cuando la vegetación y la iluminación se acentúan una a la otra- y está en línea con lo que la desarrolladora ha ofrecido en sus pasadas incursiones en los soulslike.
Por lo que hace a diseño de audio y banda sonora, son punto de anclaje con el usuario y le ayudan a adentrarse en el momento histórico en que se desarrolla el juego, aún si no hay piezas musicales que se instalen con facilidad en la memoria del jugador.
Áreas de oportunidad
Rise of the Rōnin es un juego marcadamente dirigido a las audiencias de Team Ninja, visto sobre todo en el button layout y en la manera en que se ejecutan los comandos. Estar desfamiliarizado con los títulos que la desarrolladora suele lanzar al mercado puede resultar en un mayor tiempo de curva de aprendizaje y en hacer conexión hasta pasadas varias horas de juego.
También hay una sensación de que al juego le faltó una capa adicional de refinamiento, situación que queda en evidencia, por ejemplo, con el constante pop-up de elementos que ni siquiera están a una distancia considerable, o con la cámara, un verdadero problema que Team Ninja viene arrastrando desde los días de Ninja Gaiden.
Conclusión
A pesar de sus áreas de oportunidad, Rise of the Rōnin es un título que atrapa, fascina y no suelta, una vez que se supera la correspondiente curva. Es un juego con el que Team Ninja demuestra, por una parte, que aún hay ángulos a explorar cuando se trata de propuestas sobre ninjas o samurais (su especialidad) y, por otra, que la fórmula acción / RPG de perfil soulslike, cada vez más presente en la oferta del mercado, puede presumir twists en su gameplay que la hagan sentirse fresca, incluso si el desarrollador no se aleja de los lugares comunes de la vertiente.
