Puede que la actitud de la cantante estadounidense Taylor Swift para afrontar su diferendo con Spotify haya marcado precedente en la creciente industria de música bajo demanda –o en streaming–. Pero definitivamente la separación de Swift de Spotify no significó un incremento en las ventas de álbumes de la cantante, sino simplemente un cambio de plataforma. Y es que fuera de Spotify, los usuarios decidieron escuchar de forma gratuita su música en YouTube.
El movimiento no resulta del todo sorprendente. Sin ser el objetivo de la plataforma, YouTube lidera, junto con Spotify, el mercado de música bajo demanda. Aun cuando existen otras plataformas dedicadas como Deezer, blip.fm o Grooveshark, compañías como Vevo –propiedad de Universal Music Group– hacen de YouTube una atractiva oferta músical. Y tan sólo durante la primera semana de noviembre, las reproducciones de videos de Taylor Swift aumentaron casi un 100%, al pasar de 12.5 millones a 24 millones.
La cifra no debe agradar a Swift. Su distanciamiento de Spotify se dio porque estaba en desacuerdo con el pago que Spotify le otorgaba por reproducción de canción, y por su negativa a que su música estuviera disponible en las cuentas freemium –gratuitas–, y hasta ahora, el movimiento sólo ha comprobado que los usuarios acuden a la plataforma que ofrezca su música de forma gratuita.
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Igual, el incremento en las reproducciones de su música en YouTube tienen verse con discresión. La cantante mantiene popularidad con su álbum 1989, y el pasado 10 de noviembre debutó su segundo sencillo, Blank Space.
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De cualquier forma, el affaire Swift-Spotify ha dejado clara una cosa: YouTube es un competidor serio en el terreno de música bajo demanda, y en breve lanzará al público su portal dedicado, YouTube Music Key.
