Los fabricantes chinos de automóviles eléctricos han experimentado un notable éxito en Europa, gracias a precios atractivos y tecnología avanzada que los coloca sin rival en el mercado. Esto ha generado un impacto evidente, ya que las marcas europeas se ven afectadas por la creciente competencia asiática. Al mismo tiempo, las empresas estadounidenses se están preparando para este desafío, como es el caso de Ford, que está buscando asociaciones estratégicas para aprovechar al máximo su desarrollo de vehículos eléctricos.
En concreto, Ford ha anunciado una colaboración con Amperex Technology, con sede en China, para establecer una nueva planta de fabricación de baterías para vehículos eléctricos en Estados Unidos. El CEO de Ford Motor Company, Bill Ford, ha admitido que Estados Unidos no puede competir con China en la producción de vehículos eléctricos, reconociendo que los fabricantes chinos están a un nivel superior en términos de producción a gran escala y tecnología.
Ante la inminente llegada de las marcas chinas al mercado estadounidense, Ford está tomando medidas para prepararse, invirtiendo 3,5 mil millones de dólares en la construcción de una planta de producción de baterías en Michigan en colaboración con CATL, un gigante en el campo de los componentes de baterías. Esta inversión proporcionará a los ingenieros de Ford la oportunidad de aprender la tecnología y aplicarla a sus propios productos.
Jim Farley, CEO de Ford, ha declarado en repetidas ocasiones que los fabricantes chinos son su verdadera competencia en el sector de los vehículos eléctricos. Por lo tanto, la estrategia de Ford se centra en ofrecer productos con un costo de producción inferior al de los competidores chinos, reconociendo que los fabricantes chinos serán una fuerza dominante en la industria automotriz.
