3 consejos básicos y sencillos para evitar que tu iPhone se caliente
25 de agosto de 2014

¿Alguna vez te ha aparecido en pantalla de tu iPhone el siguiente mensaje: “La temperatura del iPhone debe disminuir antes de que pueda usarlo”? Si has dejado tu iPhone al aire libre en un día caluroso y soleado durante mucho tiempo es probable que lo hayas visto. Y si no, aquí van algunos consejos para que jamás se aparezca.
En caso de que estés pensando “¿a quién le importa?” y te estés preguntando si el tema merece tu atención. La verdad es que sí y aquí te decimos porqué: La exposición prolongada a temperaturas altas y el calor excesivo puede dañar un iPhone y su batería (esto aplica a la mayoría de los electrónicos y no sólo a los productos Apple). Estos gadgets son caros y son una parte importante de nuestras vidas digitales, por lo que es normal querer mantenerlos en la mejor forma posible para que duren el mayor tiempo posible, y evitar el calor es una buena manera de ayudar a un iPhone –y cualquier otro gadget– a prolongar su vida útil.
Para que quede claro, nunca deberías de ver la advertencia de la temperatura durante el funcionamiento normal del iPhone: así que si llega a aparecer quiere decir que estás sometiendo tu smartphone a una fuente de calor externa muy por encima de lo normal. Sin embargo, si te encuentras en tu casa sin realizar alguna tarea extraordinaria con tu teléfono y de la nada aparece dicha advertencia, el iPhone puede tener algún otro problema y debes –con urgencia– ponerte en contacto con el soporte técnico de Apple.
Aquí tres simples y muy básicos consejos para evitar que tu iPhone se caliente (de más).
1. Evita el rayo directo del sol.
Incluso en un día con temperatura media, dejar tu iPhone (o iPod Touch) bajo la luz solar directa del sol puede hacer que el dispositivo se sobrecaliente rápidamente, así que evita a toda costa que esto suceda. Usuarios han tenido la advertencia de temperatura simplemente dejando el iPhone en una mesa al aire libre en una tarde cualquiera de 23 grados centígrados, así que puede ocurrir incluso en climas “normales”. Por si te sirve de algo, los iPhone de color negro son particularmente vulnerables al sobrecalentamiento por exposición a la luz solar.
2. No lo dejes dentro del auto.
Aunque parezca mentira, sí hay quienes olvidan el iPhone dentro del carro. El interior de un vehículo puede llegar a ser extremadamente caliente —como en horno listo para cocinar galletas. Incluso si usas tu smartphone como GPS sobre el tablero, procura que no se exponga por tiempos prolongados a la luz del sol y no lo dejes dentro (esto incluye dejarlo sobre el asiento o en el portavasos). Si por alguna razón extrema debes de dejar el iPhone en el coche, busca un lugar que no reciba luz directa, como la guantera aunque tampoco es lo más recomendable.
3.- Evita cualquier fuente de calor.
Esto parece bastante obvio, ¿no?, pero ¿cuántas veces has colocado el teléfono en algún lugar nuevo sin pensarlo dos veces? Conozco gente que los ha dejado sobre la tapa de la waflera o justo delante de las rejillas de calefacción o sobre el horno eléctrico mientras funciona o aun está caliente. Cada uno recibió el aviso de la temperatura (y un dispositivo extremadamente caliente al tacto, no es nada placentero). Así que ten cuidado de dónde lo dejas.
Demasiado tarde, el anuncio ya apareció. ¿Qué hago para enfriarlo?
Retíralo inmediatamente de la fuente de calor y trata de ayudar a enfriarlo. Ya sea que lo coloques cerca del aire acondicionado en tu coche, metiendo en un refrigerador durante 2 minutos o lo que te parezca razonablemente seguro y eficaz, sólo trata de enfriarlo a una temperatura normal para evitar cualquier daño. Una vez que se enfríe y puedas usarlo de nuevo, sigue los consejos antes mencionados para mantenerlo fresco, y evitar situaciones en las que podría estar expuesto a mucho calor.
¿Qué son las cookies y para qué sirven?
12 de agosto de 2014

Las cookies son uno de esos conceptos que todos hemos escuchado o leído alguna vez, pero no siempre nos hemos dado la oportunidad de entender para qué son. A veces es necesario eliminarlas y ahí viene el problema porque no sabemos ni cómo hacerlo y mucho menos por qué necesitamos hacerlo. Comencemos entonces aclarando la mayoría de las dudas alrededor de este término.
¿Qué son exactamente?
Cada vez que visitas un sitio en internet por primera vez, el navegador genera pequeños archivos de texto que se almacenan en el disco duro de tu computadora. A esos archivos se les denomina cookies. Dichos archivos funcionan como una tarjeta de identificación para reconocerte a ti de entre las otras personas cuando entran a una página; su función es notificar al sitio cuando vuelves a visitar la página en la misma computadora.
El ejemplo que siempre se da para entender su funcionamiento son las tiendas en línea. Si alguna vez has entrado a una –aunque no hayas comprado– te habrás dado cuenta que puedes agregar artículos a tu carrito virtual y seguir navegando para agregar más productos sin que se vayan borrando. Incluso podrías apagar la computadora, regresar al día siguiente y tus productos seguirían guardados. Esto es gracias a las cookies.
¿Cuál es su utilidad?
Gracias a las cookies basta con que te registres una sola vez en un sitio para que recuerde tu nombre de usuario, contraseña, preferencias de sistema, etc.; la próxima vez que vuelvas a entrar te ahorrarás el paso del registro. Con esto también los sitios pueden saber con qué frecuencia los visitas y de esa información entender qué tipo de contenido es de mayor interés.
Otro uso muy común y generalmente odiado por los usuarios es el que se le da en el terreno publicitario. Tal vez un día pasaste todo el día buscando dónde comprar el nuevo iPhone 5 o qué precio tenía y al día siguiente te diste cuenta que en tu perfil de Facebook había anuncios de tiendas ofreciéndote el mismo iPhone. Esto no es producto de la magia negra, lo que sucede es que tu navegador reconoció que estabas en busca de un producto y le brindó esa información a otra página para que pudiera anunciarse cuando tú estuvieras checando tus notificaciones de Facebook, y es aquí donde empiezan los problemas con el uso de las cookies.
¿Por qué algunas personas creen que son malas?
En sí las cookies no son malas. Como puedes ver, empezaron con muy buenos propósitos; se empezaron a considerar una amenaza potencial a la privacidad cuando encontraron la forma de aprovecharse de la información personal que almacenan. De ahí que muchos sitios actualmente soliciten primero tu permiso para almacenar tus datos. Aquí también radica la razón por la que muchas personas se sienten mucho más tranquilas eliminando constantemente las cookies de sus navegadores.