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Ori and the Blind Forest


Un videojuego “pequeño” y visualmente inocente trasciende como uno de las mejores exclusivas de Xbox One.

por: Allan Vélez Allan Vélez

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Ori and the Blind Forest parece un libro de arte fantástico. Detrás de su aspecto inofensivo e inocente, hay un videojuego sólido y retador. Desarrollado por Moon Studios, Ori es un juego de plataformas y exploración parecido a los clásicos Super Metroid y Castlevania: Symphony of the Night. Controlas a una creatura fantástica llamada Ori, quien tiene un papel clave en el resurgimiento de un bosque mágico y que al inicio tiene pocas habilidades, pero conforme avanza adquiere nuevas que le permiten explorar el mapa del juego, que es amplio y está lleno de peligros y secretos.

 

Ori and the Blind Forest es visualmente único.

 

Pero, quizá lo que hace de Ori and the Blind Forest un juego trascendente, es que no se conforma con ser un juego bonito o con una historia emotiva. No rompe el molde, pero sus bases son firmes, aun cuando se limitan a variaciones correr, saltar y atacar. Lo mismo ocurre con el diseño de niveles, que sigue una misma estructura; normalmente llegarás a una nueva área, explorarás las zonas más accesibles y conforme obtengas una nueva habilidad podrás acceder a zonas previamente inaccesibles donde acecha un enemigo poderoso. Ori puede ser rutinario, pero su presentación y solidez lo vuelven una experiencia satisfactoria; los controles son finos al punto que dominar las nuevas habilidades de Ori se vuelve gratificante, especialmente por la que dificultad del juego se eleva secuencialmente al punto que, sin algo de pericia o paciencia para entender los patrones de ataque de los enemigos, el juego hace que uno se ponga a maldecir, aun cuando la dificultad sea justa.

 

El apartado técnico es sobresaliente. Visualmente Ori and the Blind Forest es un juego sensacional. Los gráficos parecen lienzos al óleo y están llenos de detalles, como hojas que caen en primer plano o rayos de luz que se cuelan por las copas de los árboles. Asimismo, la música del juego, compuesta primordialmente de voces etéreas, coros y sonidos forestales, contribuye a crear una experiencia inmersiva.

 

Luce inocente, pero es retador.

 

Lamentablemente, al terminar Ori and the Blind Forest, los jugadores que deseen terminar el juego por segunda ocasión –algo usual en los juegos de este género– encontrarán que no hay una opción para continuar con las habilidades ganadas, una mayor dificultad o alguna variante que de rejugabilidad al título. Pese a ello, Ori and the Blind Forest es un título sólido que disfrutarán los entusiastas del género de acción y exploración. Además, Ori brilla por su particular estilo gráfico.

 

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